DISCURSO DON CESAR MEDINA INDEPENDENCIA NACIONAL

Señoras y Señores:


La República Dominicana conmemora en esta fecha el 167 aniversario de su nacimiento como nación, pero desde el año pasado hemos venido celebrando el bi-centenario de la independencia de varias naciones iberoamericanas.. Existen múltiples motivos para celebrar con orgullo estos dos siglos de emancipación regional a pesar de que aún nos quedan muchas pruebas por superar. Estas celebraciones, duplicadas en todo el mundo, tienen lugar en tiempos auspiciosos para iberoamerica, que ha logrado liberarse de las peores consecuencias de la crisis fiscal y financiera que ha golpeado duramente al mundo desarrollado.

Coinciden estas celebraciones, por otro lado, con acontecimientos sin precedentes en el mundo árabe, específicamente en el norte de Africa y en el Cercano Oriente. Y si echamos una mirada dos siglos atrás, sin dudas tendríamos que agradecer a nuestros libertadores el que hoy nuestros pueblos no estén librando luchas similares por su libertad y su democracia. Porque la libertad no es una concesión ni es un regalo. De ser así, estaría ausente de significado porque recaería en otros la capacidad de otorgarla. La libertad es un derecho consustancial al ser humano, y por tanto tiene categoría universal.

La independencia latinoamericana fue el resultado de una larga y dolorosa lucha, animada por las ideas liberales prevalecientes en parte de Europa, lo mismo
que sucede hoy en otras culturas que luchan a sangre y fuego por su liberación inspiradas en los ejemplos americanos y europeos.

Luego de muchísimos años de políticas económicas y sociales que no han logrado satisfacer las aspiraciones de las mayorías de nuestros pueblos, los países iberoamericanos celebramos la independencia con  renovada confianza en nosotros mismos.  Podemos sentirnos orgullosos de nuestro pasado y de nuestros logros recientes, los cuales explican por qué nuestro pedazo de las Américas crece a ritmo acelerado y se fortalecen las reglas de la democracia moderna en sus diferentes variantes.

No todos los países latinoamericanos alcanzaron la emancipación al mismo tiempo. Por eso es digno recalcar una vez más que en nuestra isla, La Española,  Haití fue el primer país de la región en convertirse en una República libre, en el l804, y fue la inspiración para que en otras latidudes continentales se desatara la fiebre de la libertad..

Ese Haití, una ex-colonia francesa de esclavos, se opuso con valentía a las poderosas e invencibles fuerzas napoleónicas, al igual y en los mismos tiempos en que los patriotas españoles llevaban a cabo, también contra fuerzas similares, otra guerra de independencia.

Esa llama de la libertad y del derecho a la autodeterminación, no se apagó a lo largo de todo el siglo X1X hasta culminar con la independencia de Cuba y los países centroamericanos, casi iniciado el siglo pasado. Fue un  virus para el cual no había vacuna y que los ejércitos imperiales fueron incapaces de contener.

Ese es el virus de la libertad, el mismo que ahora se propaga por el norte de la geografía africana y nos convoca a acontecimientos inimaginables desde la caída del Muro de Berlín y la emancipación de Europa del Este.

Nuestras independencias tuvieron lugar a lo largo de casi un siglo, y quizás pasarán años antes de que la democracia en sus diferentes variantes eche raíces profundas en tierras infértiles que hasta hoy sólo han conocido la semilla de la opresión y la tiranía. Pero la libertad es inevitable como estado único que permite el desarrollo pleno del hombre, el agotamiento de sus posibilidades máximas de creatividad y vida en sociedad.

Con el efecto de demostración qie nos llega a través de los medios tradicionales de comunicación más el internet, las redes sociales, los textos y telefonía inalámbrica, la idea de la la libertad  es una bola de nieve cuesta abajo y una inspiración para quienes buscan un futuro diferente al que han conocido.

La historia no ha terminado. Continúa sin circunscribirse a una línea recta, y aunque a veces da la impresión de que tropieza y retrocede, no hay fuerza humana capaz de torcer su rumbo. Porque la historia, en su versión más importante y trascendente, es la búsqueda de la libertad y de la independencia, vocación que hace al hombre diferente y único en la creación divina.

Señoras y señores: en este día tan especial para la República Dominicana que celebra un aniversario más de su creación como naciòn independiente, permítanme darles las gracias por acompañarnos en este momento tan sublime para los dominicanos, al tiempo en que nos inclinamos reverentes ante la majestuosidad  y la grandeza de nuestro padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.


Muchas gracias.-